Por Nelson Damian Cabral.
La presión en materia de impuestos es un tema que se ha tocado tan poco en los medios que parecería tener menos relevancia, sin embargo, es el núcleo clave de la pobreza en el país, y una de las razones que impide a la Argentina a poder unirse a ese núcleo de países que están desarrollándose y están saliendo adelante.
Pese a al COVID y todos los problemas de abastecimiento, la realidad es que la mayoría de los países que han sabido combatir la presión tributaria lo están afrontando de una mejor manera que Argentina, tal es la importancia que es el principal problema a resolver de la década.
¿QUÉ SIGNIFICA?
La presión tributaria es la inmensa cantidad de impuestos que el gobierno argentino aplica a emprendedores, PyMES, empresas y a cada ciudadano. Una descontrolada forma de financiar todo lo que el estado gasta.
El impacto de estos impuestos al bolsillo del ciudadano argentino es abrumador, sólo que muchas veces está oculto. Una de las más notorias en este sentido es el IVA, un impuesto que lo pagamos todos y muchas veces lo pagamos más de una vez. Cuando alguien compra un producto para realizar un emprendimiento tiene que pagar el 21% en el coste de los productos que utiliza, pero luego al vender la producción el consumidor final paga otros 21%. Entonces, el consumidor final puede llegar a pagar dos o más veces el IVA.
De esta manera, con el IVA, y muchos otros impuestos más, el Estado logra cubrir sus gastos convirtiendo a la Argentina en uno de los países con mayor presión tributaria del mundo. Impuestos que generan la capacidad de poder solventar gastos, pero también un aumento de la inflación que termina afectando a los más pobres, y ahogando al sector productivo.
Si el Estado no necesitará gastar tanto, quizás no necesitaría un IVA de 21%, quizás un margen inferior, y esto impactaría en los precios de los productos, abaratando los costos y mejorando la calidad de vida de toda la sociedad que vería su rendir más sus ingresos.
SOLUCIONES
Para poder reducir los impuestos se puede avanzar en una de dos opciones posibles, imprimir más billetes (emisión monetaria), lo que genera inflación, haciendo inútil cualquier esfuerzo anterior, o reducir los gastos, aquí introduzco una palabra clave “Prioridades”, saber en qué gastar y en qué no.
La ecuación es simple, gastar menos de lo que ingresa, tratando de cambiar planes por verdaderas propuestas de producción, programas de desarrollo emprendedor que integre y acompañe a los ciudadanos.
En este sentido el Estado nacional se tiene que poner las pilas, generando algo mucho más importante que un mero plan social, apuntar a verdaderas oportunidades para salir adelante.
PAÍS DE PRODUCCIÓN Y NO DE PLANES
Acompañar a los empresarios, al vecino que tiene una huerta, incentivar la producción, las ferias de barrio, ayudar a generar marcas, acompañar el producto con valor agregado, este es el camino que tiene que proyectarse de manera federal.
La clave es generar la Argentina del futuro, y para eso necesitamos reducir la presión tributaria, hacer que baje la inflación, acompañar a los sectores más vulnerables, no con planes sociales, sino ayudando a generar riquezas con emprendimientos que generen trabajo de verdad.
Tenemos que traer empresas y generar más oportunidades en las zonas más humildes, pero para eso necesitamos un gobierno nacional que despierte del eterno letargo y pueda llegar puerta a puerta y decir “Que te hace falta para generar un emprendimiento, y vemos cómo resolvemos”, en otras palabras, un estado presente.
Necesitamos un estado que no se olvide de las provincias, porque no todo es Buenos Aires. Esto es Argentina y deberíamos ser un país federal con oportunidades para todos.